Un proyecto de ley presentado hoy en la Cámara de Diputados impulsa la expropiación del edificio de El Molino para crear allí un espacio cultural y evitar su demolición.

La histórica confitería quebró en 1979 y reabrió en 1982 con la expectativa de que la reapertura del Congreso, tras los años de la dictadura militar, le diera nuevos aires. Pero 15 años después, en 1997, cerró definitivamente sus puertas.

El proyecto, presentado por el diputado oficialista Jorge Coscia, busca proteger de la demolición a un monumento arquitectónico porteño que se está deteriorando.

Sin embargo, este no es el primer intento de rescatarlo ya que en 2004 hubo uno anterior que no llegó a concretarse.

La iniciativa del presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados se basa en la expropiación del inmueble y la formación de una "Comisión Nacional de Desarrollo Cultural del Edificio del Molino, dependiente del Poder Legislativo Nacional.

El objetivo de esta comisión sería el de llevar adelante el proyecto cultural que lo transforme en un espacio que "promueva la memoria".

Desde su fundación en 1868 (en aquel entonces en la esquina de Federación y Garantías, hoy Rivadavia y Rodríguez Peña) la confitería El Molino refugió a personalidades de la política y la cultura como Carlos Gardel, Rubén Darío, Amado Nervo, José Ingenieros, Oliverio Girondo, Enrique Santos Discepolo, Aníbal Troilo, Alfredo Palacios o el mismo Juan Domingo Perón.

A fines del siglo XIX fue trasladada a Rivadavia y Callao, donde el arquitecto Francisco Gianotti instaló una marquesina, vitrales y una réplica de un juego de aspas de molino de herrería que, con la torre, es símbolo del lugar.

La idea es llegar al Bicentenario con un espacio recuperado, que es monumento histórico nacional. "Queremos generar un lugar cultural de la democracia y sus instituciones", explicó Coscia.