El Ministerio de Educación será el encargado de fijar los contenidos que luego, cada establecimiento educativo ajustará en el marco de los valores de su ideario o de su Proyecto Institucional, con la participación de las familias.

Para ello, el Ministerio de Educación porteño deberá garantizar “talleres de formación y reflexión para padres”, “la formación y actualización de los docentes” y “encuentros periódicos de diálogo” que incluyan a “comunidades religiosas, sindicales y sociales”.

Los principales ejes de la Ley buscan fomentar el cuidado y la responsabilidad en el ejercicio de la sexualidad, promoviendo la paternidad/maternidad responsable y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual.

Otro de los puntos más destacables es poder prevenir toda forma de violencia y abuso sexual. Y promover la modificación de los patrones socioculturales estereotipados con el objeto de eliminar prácticas basadas en el prejuicio de superioridad de cualquiera de los géneros.

La Ley se basa en una concepción de la sexualidad integral, que abarca el desarrollo psicofísico, la vida de relación, la salud, la cultura y la espiritualidad.

Además promueve, la valoración de la comunicación y el amor como componentes centrales; el respeto a la diversidad de valores en sexualidad; el reconocimiento de la perspectiva de género y la valoración de la familia como ámbito de cuidado y formación.