El Teatro, construido en 1926 por el arquitecto italiano Benjamín Pedrotti, había dejado de funcionar como tal hacía varios años y se encontraba cerrado y tapiado.

A raíz de la presentación de un recurso de amparo por la ONG Basta de Demoler se logró frenar las tareas de demolición que la empresa constructora D’Buenos Aires, propietaria del edificio desde el año 2006, había iniciado a fines de 2007 para construir un edificio de viviendas, oficinas y locales comerciales.

La Subsecretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires recomendó ante la Justicia la preservación del Teatro del Picadero, debido a su “alto valor patrimonial, por sus características arquitectónicas, históricas y su significado simbólico”.

Los distintos intereses en juego se consideraron en varias reuniones entre la ONG, la empresa y representantes del gobierno porteño, con el fin de viabilizar la recuperación del Teatro y su futuro funcionamiento.

Finalmente, la jueza Alejandra Petrella, titular del Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario Nº 12, convocó a una audiencia conciliatoria entre el Gobierno porteño y la empresa D’Buenos Aires, para llegar a un acuerdo respecto del destino del edificio.

El Gobierno de la Ciudad impulsó la catalogación del inmueble e hizo valer para el caso la aplicación de la Ley Nacional 14.800 que declara de interés nacional a la actividad teatral en todas sus formas y ramas y resuelve que "en los casos de demolición de salas teatrales, el propietario de la finca tendrá la obligación de construir en el nuevo edificio un ambiente teatral de características semejantes a la sala demolida".

El convenio deja sin efecto la demolición del Teatro del Picadero y fija responsabilidades respecto a la administración del Teatro a la empresa D’Buenos Aires que debará recuperar y preservar la fachada original y el ámbito teatral del predio.  Además se contempla la eventual cesión en comodato al Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad.