Desde las primeras horas de la noche del miércoles, miles de personas se concentraron en Plaza de Mayo para despedir al ex presidente, Néstor Kirchner, en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la  Casa de Gobierno.

La multitud formó filas de más de veinte cuadras para brindar su último adiós al líder popular. Mujeres embarazadas, niños, ancianos y jóvenes, a muchos de los cuales el kirchnerismo les dio la oportunidad de creer en la política y de soñar con la transformación del país enmarcado en la patria grande latinoamericana, marcharon en un clima de profunda esperanza.

No importaba la espera, el ánimo colectivo parecía potenciarse con el correr de las horas. Los cánticos de apoyo a la presidenta daban nuevo impulso para continuar la marcha. La euforia militante latía en las calles,  afirmando la confianza en el futuro del proyecto nacional y popular. No había ambiente de pesadumbre silenciosa, había bullicio, consignas y inmenso apoyo popular.

En la Casa Rosada el ambiente era de recogimiento y emoción, mientras las personas desfilaban frente al ataúd, por momentos el silencio se rompía con un "Fuerza, Cristina" dirigido a la Presidenta que permanecía firme junto féretro  y en otras ocasiones estallaban los aplausos.

Los restos del ex gobernante, diputado, presidente del Partido Justicialista y secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) serán sepultados hoy en el panteón familiar en el cementerio de Río Gallegos, en una ceremonia íntima para sus familiares y amigos.