Por su militancia en el gremio de los docentes de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, Adriana fue secuestrada principios de 1977 en Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, conocido como “Pozo de Banfield”.

Un grupo de diez hombres de civil, armados y con anteojos negros irrumpió en su casa de Tolosa. Adriana estaba embarazada de seis meses y medio y la secuestraron junto a su hijo de un año. Pero cuando salieron de la casa, una vecina le arrebató el chico de las manos a un oficial y lo tuvo con ella hasta que su madre salió en libertad.

Calvo recuperó su libertad en abril de ese mismo año y, desde ese entonces, dedico su vida a la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.  Fue la primera sobreviviente de los centros clandestinos de detención que declaró en el Juicio a las Juntas militares en 1985 y en numerosas causas por violaciones a los derechos humanos.

Participó de las campañas de denuncias contra los represores  y en especial se sumó a las denuncias en las causas sobre menores secuestrados por la dictadura.

Además, fue una de las fundadoras de Asociación Gremial Docente (AGD) de la Universidad de Buenos Aires y una de las primeras sobrevivientes en conformar la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos.