Los recientes incendios producidos en la Reserva Ecológica Costanera Sur
vuelven a plantear la necesidad de definir una mejor estrategia de uso de ese
espacio verde. Para solucionar los problemas de la Reserva no alcanza con
agregar más cámaras de televisión y más bomberos. Lo que tenemos que agregar
es una mejor integración de la Reserva con los diferentes proyectos y
políticas que se lleven a cabo en la Ciudad. En particular, aquellos
vinculados con la educación ambiental.

Todos los que trabajamos el tema sabemos que la Ciudad está subutilizando el
enorme potencial de la Reserva para actuar como centro de educación
ambiental. Que los chicos de las escuelas primarias tengan una visita guiada
una o dos veces en toda su infancia y que un porcentaje muy bajo de los
alumnos de secundaria hagan lo mismo significa que tenemos un enorme recurso
casi desperdiciado.

La integración entre la Reserva y el sistema de educación formal es muy
baja. No hay suficiente definición de objetivos pedagógicos, con lo cual en
muchos casos la visita a la Reserva es más un entretenimiento que una
actividad de aprendizaje. Sin desconocer el rol motivacional de la vivencia
directa, lo cierto es que puede hacerse mucho más de lo que se está
haciendo.