La justicia ordenó al Gobierno de la ciudad, la reapertura de la escuela de educación vial para chicos de colegios primarios y secundarios que funcionaba en el predio ubicado entre las calles Herrera, Lamadrid, Quinquela Martín y Hornos, debajo de la autopista en el barrio de Barracas.

Durante su funcionamiento la escuelita recibió la visita de 95000 chicos, que mientras jugaban en la mini ciudad incorporaban las normas básicas de vialidad.

Después del descarrilamiento de un camión en el año 2003, bajo el paradójico argumento de la imposibilidad de garantizar la seguridad del lugar, las autoridades de la compañia estatal Autopistas Urbanas (AUSA) decretaron su cierre.

Tras la aceptación de un amparo presentado por el ex director de AUSA, Carlos Louzán, quién estuvo a cargo de la apertura de la escuela en el año 2000, el juez Juan Cataldo fijó un plazo máximo de 90 días para su reinauguración a partir del 30 de septiembre, fecha en que se concretó la sentencia.

En un país que estadísticamente ocupa los puestos más altos del mundo en materia de accidentes de tránsito, el magistrado justificó su fallo basándose en la necesidad de la educación como principal herramienta preventiva . Además, remarcó que la Constitución porteña le ordena promover "la seguridad vial y peatonal".